Probar casi todo en la vida no está mal. Por ejemplo, cuando somos pequeños decimos que una comida no nos gusta sin probarla, la probamos y nos acaba gustando, eso mismo pasa cuando somos mayores. Decidimos lo que nos gusta o no nos gusta solo mirándolo, sin apreciar que nos puede hacer bien o incluso nos puede hacer sentir mejor que lo que elegimos como nuestra prioridad, lo que si que nos gusta y lo que nos gusta porque es lo que le gusta a el resto de las personas...
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