lunes, 25 de febrero de 2013

Hace un año...

Mucho alcohol, disfraces, los tacones en la mano, la gente pasándolo bien, confidencias... Hace un año, hoy, exactamente hoy hace un año entró en mi vida una persona que lo cambió todo. Todo significa mi forma de vida, mi pensamiento, mis buenos y mis malos momentos, hasta la forma en la que coger el aire, todo, absolutamente todo cambió. Muchas veces he maldecido el 25 de febrero, por todos los malos tragos que he pasado en ocasiones, y sé que aún me queda tiempo por maldecir cada una de las fechas que hicieron de mí lo que ahora soy. A día de hoy, me alegro y entristezco a partes iguales, o quizás no, cierto es que ahora mismo desearía  volver un año atrás, solo que no sabría si dar aquel beso o si no.
De aquella tarde me llevé el mejor regalo posible, ahora forma parte de mi vida irremediablemente, quiera o no. Yo no puedo impedirlo, solo disfrutar de la mejor forma posible. Aunque es difícil, es muy difícil querer sin definición, querer de una manera tan sumamente inexplicable que yo misma me confundo.
Lo único cierto que ocurre en este mismo momento es que hace un año yo estaba allí, en el suelo, frente a esa persona... Y junto a nuestro primer beso.

martes, 12 de febrero de 2013

Insomnio obligado.

La noche era clara, sin una nube en el cielo, la luna brillaba con fuerza y ya se había hecho el silencio nocturno. Yo tenía sueño, eran las tantas de la madrugada y me estaba quedando dormida, había cerrado ya los ojos inconscientemente cuando un pequeño roce sobre mi piel me despertó. Estaba allí, a mí lado, estaba conmigo quien me despertaba todo sentimiento pasional habido y por haber. Desperté con sobresalto, sonreí de forma involuntaria y no dije palabra alguna, no era necesario para hablarse. Miré su bonita sonrisa, me di media vuelta y me dispuse a dormirme de nuevo, pero estaba claro que no iba a ser así estando a mi lado alguien que me quitaba el sueño cada día. Cerré los ojos, para al menos dar la impresión de estar dormida, empezó a sonar una pequeña risa cerca de mí, notaba cada vez algo nada inocente más cerca, detrás de mí. De repente, y sin darme cuenta, sus labios estaban en mi nuca y sus brazos me rodeaban por completo, no supe qué decir, simplemente mostré estar verdaderamente cómoda así, es más, no me hubiera importado estar así durante el resto de mi vida. Agarré sus manos y las acaricié dibujando  tontas figuras abstractas. Sus manos estaban en mi piel, la yema de sus dedos rodeaba mi ombligo, las sábanas se habían perdido... Sin darme cuenta pasaron horas, la noche estaba cambiada, parecía empezar a amanecer otra mañana calurosa de nada concreto que hacer. Aquella noche, después de tanto tiempo, pasó lo que llevaba mucho tiempo esperando pasar, en aquella habitación no hubo dos cuerpos, hubo solo uno. Cada respiración, cada caricia, cada movimiento, todo parecía estar planeado con delicadeza.
Desperté, ya calentaba el sol y el ruido volvió a ser el de cada mañana, seguía allí conmigo, entre las sábanas, pero ya no era de noche, ya no era la noche en concreto. Miré como dormía, desperté del todo y al momento me di cuenta de que se me había olvidado lo más importante, se me había olvidado robarle montones de besos y ya... Ya era tarde. Solo me quedó ese tonto sueño. Su respiración en mi nuca, sus brazos rodeándome y su piel con mi piel. Tendría ese recuerdo, pero ni un maldito beso. Fui estúpida, ¿como se me pudo olvidar? Y sobretodo, la pregunta que no sale de mi cabeza ni un solo momento: ¿real o irreal? Nunca lo sabré.

domingo, 3 de febrero de 2013

En el precipicio por testaruda.

Últimamente mi cabeza es como una hoja en blanco, vacía de cualquier pensamiento, ni bueno ni malo. Estoy así hasta que inconscientemente decido dejar de estarlo. Es como estar sentada en una montaña rusa y no poder quitarme todo lo que me sujeta para darme esa supuesta seguridad. Cuesta decirlo, pero en vez de avanzar, retrocedo. Me intentan decir el camino, que siga adelante, que lo merezco, pero yo no sé lo que merezco, y a veces necesito tener las respuestas para saber mi camino. Mi vida está hecha un lío, peor que una planta que trepa por la pared, de repente por un lado, de repente por otra, cambio de direcciones todo el rato. Solo sé algo que quiero, te quiero a ti.
Basta ya, basta de actuar, no quiero, la sinceridad va conmigo. No quiero amarrarte, solo quiero tener la seguridad de que vas a estar ahí, conmigo cuando lo necesite, para sacarme una sonrisa. Necesito saber que nuestras manos se unirán, necesito saber que te voy a poder besar si algún día me apetece. Necesito pasar horas y horas contigo. Pero lo que sobretodo necesito, es convencerte de que puedo ser tu decisión mejor tomada, quiero despertarte el orgullo por tenerme, quiero demostrarte que merezco la pena, y sí, que podemos ser felices.
Necesito paciencia, no es la época ni el momento oportuno, yo misma necesito tiempo, pero ese tiempo tiene que ir acompañado por la certeza de que puede salir bien. Y no, esto es mi imaginación, ¿cuándo fue la última vez que solo te apetecieron mis labios? Creo saber la respuesta, nunca. Es doloroso querer a alguien imposible de tener, es muy doloroso. Pero es más doloroso aún haberlo tenido todo, y todo... Para nada.
Ahora, hoy por hoy, en este mismo momento, necesito repuestas. Necesito decirte que quiero no un presente, ni un futuro, sino que simplemente te necesito conmigo. Solo necesito saber que las cosas cambiarán, y que quizá puedas ser jodidamente feliz conmigo. Porque...¿Sabes? Quien no arriesga, no gana. Y yo estoy al borde del precipicio, decidida a saltar y todo para demostrarte que eres mi apuesta y que mato todas mis ilusiones por la tuya para que algún día estés, al borde del precipicio, junto a mí. Ahora, yo, voy a saltar.