viernes, 15 de junio de 2012

Inocente, ¿por fuera o por dentro?

Existen ese tipo de días en los que te pierdes, pierdes a tu persona, pierdes todo lo que eres sin motivo alguno, o quizá con todos los motivos habidos y por haber. Como dijo un sabio ''solo sé que no sé nada'' y es que hoy por hoy no sé nada. No sé que hacer, no sé como soy ni como debo ser, y lo peor, no saber que puede ocurrir en el mañana, siempre despertándome esperando la novedad, esperando lo bueno o lo malo. Me perdí en algún punto del trayecto que ya ni recuerdo, perdí mi cordura, perdí mi razón de ser.
Solían decir que tenía cara de ser muy inocente, carita de niña buena. Yo me lo planteo y no sé si tengo cara de niña buena y alma de demonio o todo lo contrario, y es que cada día es una cosa. Hay días en los que me despierto y me siento como la persona más mala y más rastrera del mundo, sin motivos, sin haber hecho nada malo. Luego están los días en los que la protagonista es la típica pregunta: ¿qué he hecho para tener todo lo malo que tengo?
Y aquí sigo sin la respuesta a mi inocencia, a mi cara de ángel y alma de demonio, o el contrario, no sé, me perdí.

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