viernes, 13 de julio de 2012

Mi vida, aburrida. Mi vida, una más.

14 de julio de 2012, ahora mismo son las 0:20 de la noche. Estoy en mi ventana, pensando, cambiando, pues mi sitio de pensar es mi almohada. Supongo que es mi subconsciente que me pide un cambio de actitud, me pide estar en la ventana ampliando mi vida, me pide abandonar mi rinconcito. Es como en las películas, estoy con mi ordenador, en mi ventana, una caja de pañuelos y demasiadas piezas de mi vida descolocadas. Creo que muchos sucesos en poco tiempo.
Todo comienza más o menos medio año atrás, como ya sabéis algunos. Algo parecido a la felicidad llamó a la puerta, pero yo hacía como cuando llama el cartero comercial al telefonillo, lo ignoraba, me gustaba más seguir viendo mi película. Pero un día, me drogué, mis neuronas se drogaron y algún golpe en mi cabeza me pidió abrir la puerta y escapar de todo aquello. Lo hice, huí, luché por mí y no por los demás, luché por una felicidad compartida. Luché, mucho, hasta que todo se quemó, cayó en la basura o quedó abandonado en alguno de todos aquellos bancos que sostuvieron felicidad, al igual que acaba una botella de vodka ya terminada. Todo parecía perdido para siempre. Recordaba el último beso que poco después dejó de serlo con un simple "joder, te echo de menos". Volvieron más besos pero ninguno igual. Todo aquello no fue nada, días, una  mala borrachera. Entonces sí, todo parecía realmente acabado, pasaron los días y efectivamente aquel reflejo realista era una bonita y rara amistad, gran aprecio supongo. De repente un día me metí una buena hostia, una hostia de esas que te ríes en el suelo. Y así comenzó el verano: fiesta, risas, alcohol, más fiesta, muchos besos, complicidad, noches compartidas, noches recuperadas después de todo aquello. 
Y después...después estoy yo, en mi ventana, contando todo esto a un teclado y a un par de gente que quizá tenga curiosidad por mí, y bueno, supongo que a ti, que te imagino leyendo esto con una sonrisa y mil recuerdos en tu cabeza. ¿Sabes? Quiero verte reír, así como tanto me gusta, sin tenerte y teniéndote, me da igual. Quiero tu felicidad por encima de la mía, sin estar enamorada, pero con todo esto tan genial. Sí, genial, cuando el mundo desaparece y solo quedan tonterías de las que reírse y cosas que contarse. Solo quiero seguir siendo esa cosa sin clasificación, esa especie de relación indispensable, una droga más en tu lista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario