sábado, 27 de octubre de 2012

El primer beso.

Hoy volví allí, a nuestro primer rincón. A ese lugar en el que tú apostaste por mí. Fue llegar y recordarlo todo al detalle como si hubiera sido ayer, con la diferencia de que ya no me entristece... 

   Apareciste de repente, a hablar conmigo de cualquier tontería, cuando aún no teníamos mucha relación más allá del "¿qué tal?", pero tu intención no era aquella.
 Estaba tirada en el suelo te sentaste frente a mí, hacía frío, hablamos durante un par de frases hasta que me callaste con un beso. Un beso efímero, con mi sobresalto y sin mucha emoción, pero ese extraño beso lo cambió todo, me cambió a mí. Te miré, te sonreí, supongo que con mi gesto te pregunté qué había pasado, qué me habías visto a mí. Me levanté y me fui a la fiesta, eso no era lo que yo quería. Al rato volviste, querías hablar conmigo, acepté. Cogí mi chaqueta y salí al frío, a que me abrigaras, entonces, en ese mismo momento, cuando me senté frente a ti vi la verdad en tus ojos, te creí cuando me dijiste que querías estar conmigo pero yo no estaba preparada para algo así. Yo estaba borracha, confundida, perdida por otra persona. Necesitaba recapacitar, afrontar todo lo que me había sucedido aquel día. Acabó el fin de semana y otra vez teníamos que vernos las caras, hicimos como si nada así que supuse que allí quedaría aquel beso, en aquel rincón. Lo que pasó después ya es historia.

Ahora el tiempo ha pasado, mil cosas han pasado y mis sentimientos han cambiado. Hace un tiempo quizá volver a ese rincón me hubiera hundido por completo pero ya no. Ya lo recuerdo con anhelo pero jamás con tristeza, es más sonrío por todo aquello, por cada momento, porque gracias a eso conseguí a una de las personas más especiales. Y no, ya no me importa como antes, ya no lloro más, sólo tengo la debilidad de echarle de menos algunas veces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario