viernes, 26 de octubre de 2012

Esencias.

Según antiguos filósofos las personas no existimos, sino más bien nuestra esencia, nuestro alma. Si esto fuera así, yo no existo ni por mí ni por ti, fuiste mi esencia y siempre me quedará algo dentro pero ya no lo eres, busco mi esencia y no la encuentro.
Mi alma huyó, no sé dónde está, no la logro encontrar y tal vez no quiero. Soy un cuerpo ambulante en un mundo lleno de almas con cuerpos desarrapados, cuerpos en busca del alma más correcta, ¿pero cuando crees haber encontrado el alma correcta y ésta desaparece qué haces?
Sigo sin encontrar respuesta, sigo sin encontrar lógica entre tanta alma perdida. Demasiados cuerpos sin esencia complementaria. Es como venderle el alma al demonio; en cada beso, cada mirada, cada caricia, tu esencia acaba formando parte de otra esencia y si ésta huye tu cuerpo desvanece. Pierdes los besos, las miradas, las caricias, parte de la esencia que te hizo aprender, porque querer forma parte de nuestra esencia.
Ahora ha pasado el tiempo, mi alma sigue incompleta desde entonces. Estoy aquí, en mi ventana, con un cigarrillo en la mano, expulsando lo que me queda de alma a través del humo, dejando escapar mi esencia de este perdido cuerpo, así, así hasta morir.

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